sábado, 12 de diciembre de 2009

EL ECONOMISTA Y LA CORRUPCIÓN







En una reciente encuesta efectuada por la Universidad de Lima en la capital peruana, los entrevistados indican que la corrupción es el principal problema que aqueja a nuestro país (27.2%), seguido por el desempleo (17.8%), la pobreza (15.5%) y los conflictos sociales
(11.3%). Por otro lado, según
Transparencia Internacional (www.transparency.org), el grado de
corrupción en el Perú tiende a incrementarse. En una escala de cero a diez –de mayor a menor grado de percepción de la corrupción- el índice de corrupción aumentó paulatinamente de 4.5 en el año 1998 (año a partir de la cual el Perú es incluido en la contabilidad), a 4.0 en el año 2002 y, finalmente a 3.6 en el 2008. Este hecho nos estaría indicando aproximadamente que el grado de corrupción en nuestro país en la década pasada (gobierno deFujimori) fue menor de lo que va en
la presente década (gobiernos de Toledo y Alan García), y que éste va avanzando en su magnitud.
¿Qué implicancias tiene esta
mala noticia sobre la corrupción
para aquéllos que de una u otra
manera estamos involucrados en
la actividad de la ciencia
económica?.
En principio debemos recordar que la economía es la ciencia que estudia el proceso o la manera en que las sociedades asignan eficientemente los recursos
escasos entre fines alternativos. Ello quiere decir que, el profesional de laeconomía debe liderar y
contribuir -donde esté - a la eficiencia en la asignación de los recursos. La economía es la ciencia de la escasez. Si los recursos fueran abundantes o ilimitados, la profesión de
economista no tendría razón de existir.
Lamentablemente, las actividades de la corrupción tienen una injerencia directa en
el proceso de asignación de los recursos. La corrupción no posibilita que las remuneraciones
factoriales correspondan a sus productividades marginales, a su vez genera
diferencias entre el costo social u óptimo y el costo privado, los que se traducen en
pérdidas irrecuperables de eficiencia.
«...en el proceso de la corrupción,
los agentes económicos tienen que destinar o desviar recursos al financiamiento de las actividades corruptivas y no a las actividades productivas...»
En otros términos, por ejemplo, la corrupción: (a) en un concurso para ocupar un puesto de trabajo no permite que gane el postulante más calificado o de mayor productividad; (b) en una
licitación para la construcción de obras físicas evita que gane la empresa que propone limpiamente la mejor oferta y que muestra la mayor competitividad; (c) en un
concurso de proveedores no posibilita que gane aquel agente que ofrece honestamente el bien de
mejor calidad, oportunidad y precio, etc. En el proceso de la corrupción, los agentes económicos tienen que destinar o desviar recursos al financiamiento de las actividades corruptivas y no a las actividades productivas. Así, la corrupción, mediante la pérdida irrecuperable de eficiencia, afecta negativamente a la consecución de mayores niveles de bienestar en la sociedad.

Dado que la corrupción es contraria al proceso de la asignación eficiente de los recursos, el profesional y estudiante de la ciencia económica está llamado, por razones de principio, a evitar caer en actos de corrupción. El economista, por definición más que por razones éticas, tiene que ser honesto en el ejercicio de su función laboral. El economista corrupto - que por ende no cumple con su función de asignar eficientemente los recursos - es como el médico que por negligencia contribuye al fallecimiento de un paciente.

Un médico, que por provecho personal, deja morir a un enfermo a su cargo, pese a que tiene posibilidad de curarlo, es más culpable que un pseudo-médico bien intencionado que coadyuva a la muerte de un enfermo por desconocimiento o ignorancia del problema. La culpabilidad es mayor cuando este médico utiliza sus conocimientos profesionales para acelerar la muerte del paciente curable. En forma similar, el economista que comete la actividad de corrupción es más corrupto que el corrupto no economista, porque hace mal uso de técnicas e instrumentos de asignación de recursos - que en promedio solamente él conoce - para sacar un beneficio personal, pero, en perjuicio de la sociedad. Entonces, la sanción para un economista corrupto debería ser mayor que para un no economista.

El médico cuando se gradúa como tal y efectúa el juramento hipocrático, asume el compromiso público de entregar lo mejor de su esfuerzo y conocimiento para resolver el problema de salud de un enfermo. En forma similar, una persona que decide estudiar y ejercer la carrera de Economía, se compromete con la sociedad a resolver los problemas económicos que los aqueja mediante la consecución de la máxima eficiencia económica. El médico que mata traiciona su juramento hipocrático. Dado el problema de la equidad, el economista corrupto también traiciona a sus principios de búsqueda de eficiencia.

Un médico que adrede permite la muerte de sus pacientes de manera reiterativa, ya deja de llamarse médico, se convierte en un asesino y probablemente linde con algún problema mental o esté relacionado a algún negocio ilícito (tráfico de órganos, sangre, venta de niños huérfanos de madre, etc.). En forma similar, un economista cuanto más corrupto es, asesina en mayor dimensión a la eficiencia en la asignación de recursos y tiende a convertirse en un vulgar delincuente económico.

«El economista corrupto - que por ende no cumple con su función de asignar eficientemente los recursos - es como el médico que por negligencia contribuye al fallecimiento de un
paciente.»
Está demostrado ampliamente que la corrupción reduce la tasa del crecimiento económico (por ejemplo, 2% anual en EE.UU). Por ende, si en el Perú la tasa de crecimiento económico y el ritmo de creación de empleo son bajos, en parte la culpa la tienen los corruptos y, si ellos son economistas, la culpabilidad es mayor, porque es responsabilidad directa de estos profesionales, formular y ejecutar políticas económicas conducentes al crecimiento económico acelerado, sostenido e inclusivo.
En conclusión, por razones de principio, el ejercicio de la Economía va de la mano con la ética y la eficiencia. Cuanto más economista uno es, menos corrupto ha de ser o; cuanto más corrupto es un economista, más asesino de la eficiencia económica es.
Econ. Leon Mendoza, Juan



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