sábado, 12 de diciembre de 2009

Los medios y la política

¿cajas de
resonancia o protagonistas?


El fenómeno de la «videopolítica» o «massmediatización de la política»
se entiende como el proceso en y por el cual los medios de comunicación
—preferentemente los que emplean tecnología audiovisual e


informática— imponen de manera creciente su propia lógica en la
construcción de la realidad política. De acuerdo con esta idea los medios
de comunicación y las tecnologías audiovisuales se constituyen en
actores, escenarios y dispositivos fundamentales de la producción,
circulación y recepción de palabra política, pero no sólo en términos de
su «amplificación» (que es como tradicionalmente se entiende el lugar
que ocupan de los medios en la política: ampliar/difundir la palabra de
los políticos), sino como nuevos circuitos de almacenamiento y flujo
informativos que intervienen con sus lenguajes y estéticas en la
producción de sentido político Verón,1992.



Para el especialista venezolano Heriberto Muraro el proceso de
construcción de la realidad política por parte de los medios de comunicación
está asociado, por lo demás, a una forma de acción política que descansa
en la fabricación mercadotécnica de características otrora periféricas de
la dinámica política como, por ejemplo, el estilo personal, la eficiencia y
los valores morales relacionados con la honestidad y el carácter, entre
otros, que se asumen como criterios de distinción y diferenciación política,
según las coyunturas que haya que enfrentar Muraro, 1997. P.98.

Ciertamente que entre todos los medios conocidos la televisión es que el que más ha contribuido en la construcción de estas nuevas formas de pensar y hacer la política. La televisión se dice que ha terminando impregnado a la política su propia lógica y formato comercial generando con ello un modo de hacer política basada en la excentricidad, la espectacularidad y donde lo impactante se convierte en un asunto primordial. El resultado de todo esto es lo que algunos han dado en llamar la tele-política.

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un fenómeno que muchos todavía no logran entender. La aparición de los políticos cual si fueran productos en busca de compradores, efectivamente, lo que hoy en día hacen los políticos cuando entran a una competencia electoral es preocuparse ya no del programa que deberán presentar a los electores sino de la imagen que quieren proyectar a los electores, del eslogan que habrá de animar e identificar en su campaña. Es decir, el candidato trata de presentarse cual si fuera un producto que busca tener una buena acogida por parte de los electores.
Lo cierto es que este auge y
consolidación de la hegemonía
mediática, sobre todo televisiva,
para tramitar y significar la palabra
política contemporánea, ha
marchado paralelo a un declive del
discurso político en tanto género
discursivo dominante, basado en
la argumentación racional, el
debate entre «iguales» y los
tiempos largos de la deliberación
pública (Martín-Barbero, 1999).
Ante esta realidad la sociedad en
su conjunto, los mismos
periodistas, los académicos, los
partidos políticos, los ciudadanos,
están cuestionando el exceso de
estas tendencias de simplificación
del discurso político, del excesivo
poder de los grupos de propiedad
de los medios, y de las débiles e
inconexas prácticas periodísticas.

«...los medios de
comunicación imponen
de manera creciente su
propia lógica en la
construcción de la
realidad...»


Lic. Barrueto Pérez, Enrique

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